Ese chico malo con cara de no haber roto jamás un plato que se ganó a la afición con su lucha y entrega, incluso a pesar de no tener el talento de algunos de sus ilustres compañeros. Ese era Danny Ainge.
Amado por los aficionados, respetado por sus compañeros y odiado por rivales. Genio y figura, sigue dando que hablar en Boston. Criticado por algunos, por su gestión como presidente de operaciones, puede ahora presumir de estar al mando de un equipo campeón tras muchos años de derrotas. No es la primera vez que se le cuestiona pero echando un vistazo a sus logros parece evidente que apostar en su contra es sinónimo de derrota.
Nacido el 17 de marzo de 1957 en Eugene (Oregon), Daniel Ray Ainge fue uno de esos atletas multideporte. Estrella del baloncesto, profesional del béisbol, incluso brilló jugando a fútbol americano en high school. Seguramente hubiera destacado en cualquier disciplina deportiva en la que hubiese participado. Esa mezcla de talento natural, dotes atléticas y carácter competitivo, fue sin duda una garantía de éxito. Ya en High School conquistó dos campeonatos consecutivos para North Eugene H.S. en 1976 y 77, siendo All-America Team, y consiguiendo todos los honores estatales .
En su etapa universitaria llevó a Brigham Young University (BYU) a los cuartos de final del Torneo NCAA. En la memoria de mucha gente quedó esa canasta sobre la bocina ante Notre Dame que le daba la victoria a su equipo 51-50. Tras ganar el premio John Wooden como “Jugador del Año” en 1981, fue elegido por Boston Celtics en la segunda ronda (elección 31) del Draft de 1981.
Sin embargo Celtics tuvo problemas para hacerse con el rubio de Oregon. Y es que el equipo de béisbol Toronto Blue Jays se hizo con sus derechos años antes, en el Draft de 1977, incluso disputó partidos con el equipo canadiense durante los veranos en su etapa en BYU. Tras una batalla legal, Ainge pudo recalar finalmente en Boston. Intentó fortuna en el “juego favorito” de América, pero sus modestas estadísticas le hicieron decantarse totalmente por el baloncesto.
Tampoco iba a ser fácil su inicio en el mundo del baloncesto profesional. En la autobiografía “Drive” de Larry Bird se puede leer como el equipo se burlaba del porcentaje de tiro de Ainge en sus inicios. Algunos sugerían que su discreto promedio de bateo de .220 era incluso mejor que su porcentaje de acierto en las canchas de baloncesto. Con el tiempo, fue el lanzamiento precisamente una de sus mejores armas. Se convirtió en un especialista en el tiro de larga distancia, siendo el segundo jugador en la historia en llegar a los 900 triples anotados, acabando su carrera con 1002, todavía hoy está entre los 50 jugadores que más triples han encestado en la historia de la liga. Como siempre, la tenacidad de Ainge no entendía de obstáculos.
Disputó 7 temporadas en Celtics con un promedio de 11'3 puntos y 4'4 asistencias por encuentro, con un 38'6% en lanzamientos triples. Ganó dos campeonatos con Celtics en 1984 y 1986, disputó hasta seis Finales, cuatro en Boston. Ocupa el tercer puesto en la lista de jugadores con más partidos de playoffs a sus espaldas con 193. Disputó el All-Star de 1988. Fue líder de la liga en triples la temporada 1987-88 con 148, acabó entre los cinco primeros en 4 temporadas consecutivas (1986-90). Pero estadísticas al margen, Ainge fue ante todo un jugador que luchó y se entregó al máximo hasta hacerse con un lugar importante en un equipo histórico, un equipo ya muy consolidado y con caracteres muy especiales.
Todo el mundo recuerda el partido en el que el mejor jugador de todos los tiempos, Michael Jordan anotó 69 puntos en el mítico Boston Garden. En un momento caliente de ese encuentro, Ainge tuvo la valentía de "buscar" a Jordan en un uno contra uno. Subió el balón, mandó apartarse a sus compañeros y retó a MJ con la mirada. Penetró con la defensa pegajosa de Jordan, y con un acróbatico tiro y un pelín de suerte acabó anotando ante la admiración de los presentes. Por supuesto Jordan tomó venganza a ese desafío en la siguiente jugada. Pero esa imagen de Ainge retando al mismísimo Jordan, es una imagen que no olvidaré jamás.
“Sé que la relación entre Danny y Boston Celtics será una gran relación. Es trabajador, tiene una gran personalidad, es inteligente y sangra verde”. Esas fueron las palabras del presidente Red Auerbach. el 9 de mayo de 2003, el día que Danny Ainge fue nombrado Director de operaciones de baloncesto. Su labor en los despachos no puede calificarse de otra manera más que de EXITOSA.
En 1989 fue traspasado a Sacramento Kings junto a Brad Lohaus a cambio de Ed Pinckney y el joven pivot Joe Kleine, a quien Celtics veía como un posible sustituto del veterano Robert Parish (ay que equivocados estaban...). A pesar del indiscutible liderazgo de Ainge y de los más de 20 puntos de promedio, Sacramento no pudo llegar a playoffs. Tras su paso a Portland Trail Blazers, con quien alcanzó incluso las Finales de 1990, y donde por cierto consiguió una marca récord de 9 puntos anotados en una prórroga de un partido de playoffs, algo nunca logrado hasta la fecha; acabó su carrera en Phoenix firmando como agente libre y alcanzando nuevamente las Finales de 1993. Al acabar la temporada 94-95 Ainge colgó las botas. Fueron catorce años en la NBA, repartidos en Boston, Sacramento, Portland y Phoenix. Entrenó también a Phoenix Suns. Trabajó como comentarista en televisión y actualmente como Director de operaciones de Boston Celtics.
“Sé que la relación entre Danny y Boston Celtics será una gran relación. Es trabajador, tiene una gran personalidad, es inteligente y sangra verde”. Esas fueron las palabras del presidente Red Auerbach. el 9 de mayo de 2003, el día que Danny Ainge fue nombrado Director de operaciones de baloncesto. Su labor en los despachos no puede calificarse de otra manera más que de EXITOSA.
Tras algunas decisiones impopulares pero necesarias, como el traspaso del carismático Antoine Walker, la salida del peculiar entrenador Jim O'Brien y la fuerte apuesta por Doc Rivers para llevar las riendas del equipo desde el banquillo, Ainge ha demostrado tener un buen ojo en el Draft, que le ha servido para tener un valor activo mediante el cual obtener vía traspaso a dos jugadores del nivel de Kevin Garnett y Ray Allen.
La confianza que en él depositaron el actual grupo propietario encabezado por Wyc Grousbeck, y el malogrado Red Auerbach, ha propiciado que Danny haya podido devolver a Celtics el “orgullo del campeón”, el logro del 17º anillo tan anhelado por unos aficionados que se habían acostumbrado a perder. Con Danny Boy, los Celtics vuelven a ser una franquicia ganadora.
1 comentario:
ovtyidw rhv idvtd male model
hzbtc!
gfjzq nvodwi plm anal videos
Publicar un comentario